domingo, 15 de septiembre de 2013

DE VIAJE.







Otra vez de viaje, solo serán dos días, pero no creo que sea un buen momento...
O quizás sea lo que necesito para ver si logro aclarar este desbarajuste de vida. Soy cabezota no cedo, quizás  demasiado radical, y sobre todo no me gusta sentirme atada.
El caso es que marcho con mi pequeña maleta, poco tiempo y mucho calor  no necesito llevarme mucho.
Lo que si acarreo es una gran necesidad de sexo, gran inconveniente de mi tozudez a la que sumarle cierta apatía a la rutina.
Mi vuelo es de madrugada por lo que me voy en taxi sin despedirme de nadie.
Lo primero, realizar  las gestiones por las que he tenido que partir y tras un largo y cansado día me lleva un compañero hasta mi hotel.
- Quieres que quedemos para que no cenes tu sola ? 
- Mejor no, estoy derrotada y creo que cenare en mi habitación.
El mismo hotel de otras veces, el típico de cierta categoría que por ser atreves de empresa sale  a un buen precio y en el que la mayoría de sus huéspedes son habituales por temas igual al mio, lo que si es curioso que siempre casi todos son hombres, pero hoy estoy muy cansada y  solo deseo darme un buen baño para quitarme este calor que llevo pegado a mi cuerpo desde mi llegada.
Una botellín de Whiski del mini bar, una chocolatina y un par de cigarrillos son los compañeros para mi deseada sumersión de relax.
Preparo el agua dando pequeños sorbos a mi copa, listo, temperatura en su punto y lo demás al alcance de mi mano,la chocolatina sera mi cena, y con ella  termino mi bebida. Ahora con mi almohada improvisada con una toalla, un cigarrillo y una completa relajación, tanto que casi llego a dormirme, dando rienda suelta a mi imaginación. El agua se ha quedado fría, lo que me saca de ese sopor además de dejarme con hambre, es tarde para acudir al restaurante del hotel y ahora si me apetece salir a dar un paseo por el centro de la ciudad, la  noche esta caliente, invita a ello.
Escojo un vestido blanco, perfecto para el calor, aunque también lo es para ir pidiendo guerra. Pero que Coño!! estoy cómoda y me gusta provocar  no me cuesta admitirlo.
Para desplazarme al centro tengo que hacerlo en taxi o metro, me decanto por el encanto del sucio  metro, observo las miradas que me siguen, pero me encanta!!

Decido acercarme al Hard Rock, al ir yo sola no tengo que esperar mucho por una mesa, me gusta el ambiente que allí se respira así como la complicidad que hay entre camareros y clientes.

Termino tomándome otra copa esta vez de bourbon, a la que amablemente me invita el camarero y que como se ha reducido mucho la clientela me acompaña un rato con una charla tonta pero agradable.
Sin ganas debo despedirme pues el día siguiente también sera duro,
me marcho en busca de la boca del metro.
Me encuentro bien, ese estado de libertad y la noche mi gran amiga ayuda a ello.
Llega mi tren, al subir observo que va casi vació, cuarenta minutos de recorrido por delante, con las vibraciones del viaje comienzo a sentir un cierto placer que pensé que hoy estaba dormido,tiro de mi mini tanga hacia arriba y consigo colocarlo estrategicamente, esto aumenta la sensación de excitación.
Una parada y sube un chico muy joven de pelo un poco largo moreno, con alguna cana un poco anticipada para su edad, un cuerpo que se perfila bajo su camiseta cuidado y dos preciosos ojos azules que se posan sobre mi.
Era, lo que la fiera que llevo dentro necesitaba, ha sido un regalo
se sienta enfrente mio sin apartar su vista de la mía, creo que también le apetece jugar. Haciendo un suave movimiento mi vestido se ha subido como yo sabia que iba a pasar, él sigue sin apartar la vista, buena señal, continuo con mi maniobra, abro mis piernas y dejo a plena vista mi coñito cruzado por esa escueta franja blanca. Como sigue sin apartar la vista, yo también continuo, intento colocar mi braga y utilizo mis dedos, pero debo ser un poco
" torpe"  porque no lo consigo. Me pongo de pie para intentarlo y así mostrarle la parte mas seductora de mi cuerpo, mi culo. Me agacho de espaldas a  él porque como una Torpe, muy lista, me ha caído mi pequeño bolso al suelo, lo recojo ofreciéndole unas buenas vistas.
Me agarro a una de las barras un poco más alejada de los otros dos compañeros de viaje, los que creo que tampoco se han perdido detalle aunque haya sido con miradas furtivas.


De pie, con mi vestido tapando sin tapar me abro de piernas y le miro fijamente. Se acerca a mi  y sin mediar palabra me baja el tanga y me lo pone en una mano.
Ahora tengo sus dedos jugando y pellizcando fuertemente mi clítoris y mi jugo comienza a descender por mis piernas, me da la vuelta y antes de darme cuenta me ha embestido con su polla, que la he notado como una barra ardiente, dos embestidas más  y la saca completamente lubricada, ahora hace que me incline sobre el respaldo de un asiento y me folla a lo vestía por mi culo, se corre y yo también.

Llegamos a mi parada, me bajo con mi tanga en la mano y me quedo mirando como marcha el tren y  él se despide con un guiño.
 Los otros dos  se van con cara de estupefactos.

Así llego a mi hotel, en una mano mi bolso, las bragas y mis piernas llenas de lamparones.




1 comentario:

  1. Como el título, juegas con fuego, el fuego de la imaginacíón y la fantasía. Buena relato compi.

    ResponderEliminar